martes, 22 de mayo de 2018


                                           La caja misteriosa
Eran las once y media de la noche, tenía que ir a dormir. Agarre´ el celular y me puse tres alarmas, no quería llegar tarde al vuelo. Tenía que salir a las seis de la mañana.
Apague la tele, no estaba viendo nada importante, acomode´  las sabanas y me acosté. Ya tenía todo preparado, todo puesto al lado de la puerta, ordenado y acomodado. Solo tenía que desayunar e irme. Todo el tiempo pensaba en eso, estaba muy nervioso y asustado, era la primera vez que viajaba en avión solo. Luego de varios intentos, logre dormirme.
Escucho´ un ruido al lado mío, era la alarma, ya era la una y media. La apague, tenía un ruido horrible. Sin darle importancia me volví a dormir.
Sonó devuelta la alarma; ya eran las tres de la mañana. Me levante, fui al baño, tome un vaso de agua, tenía macha sed. Al acomodarme devuelta en la cama, escuche´ ruidos raros de arriba. No le di importancia, ya que los gatos del barrio siempre merodean por ahí. Así que volví a dormir.
Me desperté agitado y asustad, se escuchaban golpes en la parte de arriba de mi habitación. Mire´ para todos lados, hasta encontrar mi celular. Eran más de las cuatro y media de la mañana.
Dormido y asustado por el sobre salto que había tenido, decidí ir a investigar. Necesitaba saber que era ese ruido molesto. Me levante de la cama, me puse mis pantuflas y Salí de mi habitación. Al final del pasillo se encontraba la puerta que lleva al ático, estaba abierta, como si alguien o algo ya hubiesen pasado por ahí.
Las luces de esa parte de la casa nunca funcionaron, ni me gaste en arreglarlas. Así que use la linterna de mi celular para iluminar. Escalón tras escalón, fui subiendo. Cada vez el ruido se iba haciendo más fuerte. No podría explicarlo, ya que estaba muy dormido para prestarle atención. Solo quería callarlo.
Cuando pise el último escalón, este no se escuchaba más, como si hubiera sido todo parte de mi imaginación. Pero, en vez de volver a mi habitación, decidí  investigar la zona.
Estaba lleno de cajas, libros, de viejos muebles de mis abuelos y de mis padres, pero no había más que objetos del pasado. Gire y mi celular se apagó: se ve que no conecte bien el cargador.
Los ruidos empezaron otra vez. Yo, cegado por la oscuridad, no podía saber que era. Se hacía más fuerte, como una estampida aguda de gritos aturdidores que no dejan pensar. Luego me acorde que había visto una vieja linterna a mi costado y comencé a tantear en la oscuridad hasta encontrarla.
Grite lo más fuerte posible y, al darme cuenta, escuche la alarma. Estaba en mi cama y eran las 5:30 am. Faltaba media hora para que el taxi me llevara al aeropuerto. Me levante y me convencí de que todo había sido un sueño. Pero al verme al espejo del baño, note ciertos rasguños de animales  que estaban en mi cara y en mi cuerpo.

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